Lo primero: no, no vamos a hablar de hoteles para insectos (para aquellos/as que los conozcan).
Aunque estos sean interesantes a nivel educativo, los insectos apenas los usan. Esto sucede por varias razones: se ponen en lugares no siempre apropiados, hay especies que compiten entre sí...
Aquí vamos a concentrarnos en lo que funciona: lo natural y multiusos (al igual que los consejos que presentamos aquí).
Mariquitas
Los refugios para mariquitas tienen reseñas bastante negativas (corrígeme en los comentarios si tu caso es distinto)
.
Sin embargo, si has leído estos consejos, sabrás que las pilas de leña, un muro seco de piedra, grietas en una pared o el hueco bajo unas hojas secas bastará para ellas. También las puedes encontrar entre musgos o bajo las cortezas de los árboles.
Crisopas
Hay algunos refugios sobre los que no conozco opiniones. En invierno, los individuos adultos y con alas se refugian en pilas de leña, hojas secas y locales deshabitados. [1]
Abejas silvestres
Algunas abejas crean su hábitat en el suelo. Si las vemos haciéndose hogar en algún sitio, debemos dejarlas espacio y tranquilidad.
Otras también se asientan en maderas taladradas, así que puedes hacer agujeros de distintos tamaños en un tronco, de 4 a 10 mm de grosor (y 5-10 cm de profundidad), y colocarlo en el jardín.
El tronco se puede colgar en la rama de un árbol o poner en el extremo de un poste.
Las osmias, las andrenas y las anthidium (especies de abejas silvestres) te lo agradecerán.
También puedes utilizar plantas huecas (bambú, fallopia japonica, etc.) para hacer manojos atados y colgarlos.
Estos atraerán abejas «caulícolas», del latín caulis (tallo) y colere (habitar, colonizar) [2], que establecen sus nidos dentro de los tallos huecos de las plantas.
Las abejas «rubícolas» prefieren los manojos que contengan médula, como sauco, zarzas, rosales...
Estos manojos también pueden atraer a otras especies de insectos.