Existen ecosistemas y especies muy diversas.
Aquí encontrarás principios generales para promover el desarrollo de la biodiversidad.
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Aprende qué especies plantar según las cualidades de la tierra: identifica el tipo de suelo que más les conviene.
- Evita los productos para la protección de cultivos.
- Asegúrate de cultivar especies diversas (puedes intercambiar con tus vecinos, o variar cuando vayas a sembrar semillas nuevas). Conserva tus semillas para regalarlas.
- No des la vuelta a la tierra, pero asegúrate de aflojarla para airearla (con una horca o azada biológica, por ejemplo).
- Composta (aportarás vida durante el proceso y también después, al mejorar la tierra).
- Deja algunas hojas secas en el suelo, en lugar de rastrillar todas. Deja restos vegetales en el suelo de forma general.
- Planta especies cubresuelos o tapizantes.
- Preserva las plantas autóctonas. Planta especies del ecosistema local.
- En términos de biodiversidad, los setos son preferibles a las vallas.
- Cubre la tierra con mantillo para evitar que se seque.
- Riega solo si es necesario, al pie de la planta y al anochecer si hace calor. Elige plantas que no dependan del riego. También puedes usar agua de lluvia o reutilizar el agua de cocer o de lavar verduras.
- Cava zanjas o canales que permitan evacuar el exceso de agua. Coloca los canales en la dirección natural del suelo si está en pendiente, aunque sea muy leve. Un estanque puede servir para recoger el agua al final de los canales.
- Las plantas que produzcan néctar o bayas agradarán a la fauna local.
- Si hay demasiados insectos «perjudiciales», fomenta los hábitats para especies insectívoras (murciélagos, pájaros, ranas, erizos, mariquitas, sírfidos, tijeretas, crisopas –si tienes espacio en la parcela, y dependiendo que qué tipo de insectos «perjudiciales» sean...–), plantas que les hagan huir, o algún truco casero para deshacerte de ellos.
- Alimenta a los pájaros en periodos fríos.
- Para las praderas con flores, elige flora espontánea y perenne (servirán para alimentar insectos polinizadores y fitófagos, y como entorno de reproducción para muchos otros insectos).
- Asegúrate de colocar algo de madera muerta (en una esquina del jardín, en un lugar soleado o en sombra parcial) para invitar a insectos a que se alimenten y reproduzcan allí. Si dispones de un área arbolada en la finca, puedes obtener 30 m³ de maderas muertas por hectárea. Un tronco inerte en posición vertical y uno en horizontal equivalen a 2 entornos diferentes, y atraerán a especies distintas respectivamente.
- Asegúrate de colocar también un montón de piedras en algún rincón, para insectos y algunos otros animales pequeños.
- No siegues todas las superficies, y deja áreas para flores silvestres (se recomienda dejar un tercio del espacio para flores, o más en el caso de parcelas poco frecuentadas por los ocupantes del edificio asociado).
- Es buena idea practicar el segado tardío (al final del verano), segando un máximo de una vez al año, o en rotación, una vez cada dos años.
- Se recomienda hacer «zonas de transición» entre partes de pradera y partes arboladas. Esto se puede hacer formando capas para marcar los límites (con arbustos y matorrales entre medias). Las zonas de transición son ricas en diversidad biológica.
- Planta macizos de flores de un solo tipo, escogidos para ciertos tipos de abejas silvestres (las más pequeñas se alimentan dentro de un perímetro que a veces no excede los 200 m)
- Si tienes buena relación con tus vecinos, puedes formar «corredores ecológicos» dejando huecos para permitir especies como los erizos pasar de un jardín a otro.
- Si tienes un estanque, pon una tabla (o similar) que lo conecte con el suelo, y así evitarás sorpresas de mal gusto, como que se ahoguen animales pequeños.
Conviene recordar que cada hábitat atrae a especies determinadas. La diversidad en implementación asegurará la diversidad de las especies presentes.
Estos son consejos generales. En otras secciones nos ocupamos de hábitats específicos para especies concretas.